
¡Hola Behind Gaming! ¿Cómo les fue la Navidad? Ojalá que Santa les haya traído lo que querían. Y si no fue el caso, no se preocupen, que haya vienen los Reyes Magos. Soy Rigo Domínguez de Nintendo Hoy, y como cada fin de semana me doy una vuelta por aquí, Behind Gaming, para traerles una reseña sobre un juego indie. En esta ocasión, tuve la oportunidad de probar Castle on the Coast, y esto es lo que pienso al respecto.
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Desarrollado por Big Heart Productions y distribuido por Klabater, Castle on the Coast es un videojuego de plataformas en 3D al más puro estilo de la década de 1990, cuando el género tuvo su mejor momento tanto en cantidad de títulos como en la calidad los mismos, destacando grandes referentes como Super Mario 64, Banjo-Kazooie, Crash Bandicoot, entre otros.

Castle on the Coast cuenta con prácticamente todas las características de los plataformeros de aquellos años; desde un ser antropomorfo como protagonista –en esta ocasión, una jirafa de nombre George-, pasando por una buena cantidad de objetos para coleccionar escondidos a lo largo y ancho de los niveles, así como una cámara decidida a complicarnos la existencia que termina ubicándose en cualquier lado, menos en uno donde de verdad nos sirva. Sí, todo está aquí.
Hablando de controles, podemos dar el clásico doble salto, girar, rodar, e incluso hacer parkour sobre ciertas paredes. Esta última habilidad por sí sola es una bocanada de aire fresco a un género donde todo parece estar escrito, con todo y que no se explota del todo y no está tan claro cuándo sí, y cuándo no podemos utilizarla. Un ítem más que bienvenido es el jet, que siempre estará ahí para ayudarnos a no caer en un lugar indeseado, lo cual es bastante fácil gracias a la frecuente pelea entre los controles y la cámara del juego.

Tenemos una historia, pero la verdad es que no es muy “wow” que digamos. Básicamente, el objetivo de George es “reunir a una familia de dos hechiceros –Aleandra y Vendric- tan poderosos como resentidos”, quienes han robado cuatro piedras angulares que han esparcido en igual número de mundos, siendo nuestro deber recuperarlas. Un buen plus es que podemos jugar en modo cooperativo; piensa en ello como si jugaras Banjo-Kazooie, con el jugador principal controlando a Banjo y el segundo a Kazooie como soporte, solo que aquí tenemos a George como protagonista y a su amiga Swirlz, una ardilla voladora, como aliada.
En adición a la historia, y como ya comenté, tenemos nuestra dosis de artículos coleccionables, los cuales nos sirven para ir desbloqueando contenido, incluyendo algunos trajes para el buen George, agregado un poco más que hacer. Visualmente, recuerda también mucho a la generación de Nintendo 64 y PlayStation, con un estilo de arte muy acorde al tipo de juego, mientras que auditivamente cumple bastante bien, con el extra de contar con varias cinemáticas con actuación de voz en inglés. En temas técnicos, todo corre muy bien, sin tiempos de carga molestos ni nada que reportar.

Mi mayor queja con este título es la forma tan fea en que se va desinflando conforme avanzamos. Tenemos cuatro mundos o áreas por explorar que nos dan para unas tres o cuatro horas de juego. Sin embargo, de todo este tiempo, aproximadamente la mitad la pasamos en la primera zona brindándonos una experiencia rica, que al mismo tiempo hace que el resto del juego se sienta muy, pero muy corto, con casi nada por hacer, incluyendo una dramática reducción de objetos coleccionables. Hay variedad, con partes inspiradas en Super Monkey Ball u otra en la que vamos a bordo de un carrito de control remoto, pero con todo y eso, es notoria y decepcionante la manera en que vamos de más, a menos.
Por cierto, una particularidad que no quiero dejar de mencionar sobre este juego, a pesar de no incidir en mi reseña, es que se trata de un título pensado como parte del tratamiento terapéutico de los niños del Valley Children’s Hospital, un espacio de enseñanza infantil de cuidados intensivos pediátricos ubicado en el estado de California, en Estados Unidos. De hecho, George, protagonista de esta aventura, es precisamente la mascota de ese hospital, y cada compra del título se traduce en un donativo para este lugar.

Conclusión
Castle on the Coast es un pequeño juego plataformas en 3D con las bondades y defectos de los exponentes más recordados del género. Un título bien hecho en términos generales, que gracias a su búsqueda de mantenerse fresco de principio a fin mediante distintas mecánicas de juego, es una opción a considerar para los fans de este tipo de títulos, sobre todo para los más pequeños. Nada extraordinario, pero sí una experiencia agradable con más pros que contras.
Calificación
Y eso es todo, la reseña de esta semana ha terminado, pueden seguir disfrutando de todo el contenido de Behind Gaming, el sitio de los videojuegos independientes. En caso de que sean fans de Nintendo, los invito a darse una vuelta por Nintendo Hoy y seguir nuestras cuentas en Facebook y Twitter, donde encontrarán la información más relevante sobre la Gran N y todos sus videojuegos. Sin más que decir, gracias por su tiempo, y nos estamos leyendo.
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