Baldo: The Guardian Owls, una cara bonita sin nada que ofrecer

Una de las más grandes decepciones del año.

Jugamos su versión de Apple Arcade

Seguramente a la gran mayoría de nosotros si nos dijeran: «tengo un juego que combina las mecánicas de The Legend of Zelda con el arte de Studio Ghibli«, responderíamos: «¡lo quiero!». Pero cuando comienzas a jugar Baldo: The Guardian Owls y empiezas a notar los muchos defectos que tiene, es difícil imaginar que estuvo más de 15 años en desarrollo y de verdad es una gran tristeza que algo tan prometedor termine por ser un reto a la paciencia del jugador.

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Naps Team es el estudio responsable del desarrollo. Su historia sigue al joven Baldo, un guerrero de buen corazón señalado en ser el salvador de la aldea de los búhos. Desde el primer momento el juego te deja completamente a tu suerte, algo que en ciertos títulos se agradece, éste no es el caso. El personaje camina sin un rumbo fijo, entrando en viviendas o platicando con personajes que te piden favores, éstos se van añadiendo a tu lista de objetivos, pero en ningún momento se te dice cómo conseguirlos.

Cuentas con un mapa el cual termina por ser de nula utilidad debido a sus carentes indicaciones y al simple hecho de no poder hacer zoom. Las pláticas con los personajes terminan muchas veces por ser completamente inútiles ya que ninguno logra darte alguna pista o indicación sobre cómo lograr los objetivos que ellos mismos o alguien más te haya señalado.

Aunque su aspecto gráfico es por mucho lo mejor del juego, hay ocasiones que su perspectiva te juega en contra. Puede que no te sea posible percibir el término de una ladera y caigas al precipicio lo que significará perder corazones y vidas. De igual forma, al enfrentar enemigos muchos de ellos te pueden atacar desde puntos en los que son imperceptibles dentro de la pantalla, ésto únicamente termina por elevar la dificultad sin motivo aparente.

Algo imperdonable es el hecho de encontrar a los primeros enemigos antes que cualquier arma lo que deriva en pérdida segura de corazones. Si el juego fuera de sigilo o algún otro género en el que no cuentas con forma de defenderte, se entendería, pero cuando tu prioridad es la acción es incomprensible.

Otro aspecto básico en el que falla Baldo es su interacción con el jugador. Ya mencionábamos el punto de la carencia de zoom en el mapa, pero específicamente en todo el juego encuentras cajas iluminadas de forma distinta al resto del entorno. En cualquier otro título esto significaría que puedes interactuar con ellas de alguna manera, aquí no. Puedes pasar minutos tratando de moverlas o destruirlas y no va a pasar absolutamente nada.

En lo que respecta a su diseño de calabozos es interesante sin nada que resaltar. Sus mecánicas en dicho sentido se enfocan en cargar o desplazar objetos para activar mecanismos. Las propias animaciones al momento de encontrar objetos son exactamente iguales a las de Link en la saga de Nintendo, al comenzar a jugarlo pensamos que ese sería su mayor problema, y terminó siendo el menor.

Morir, perderte y volver a morir, así es como podríamos resumir la experiencia de juego. Al contrario de títulos como Dark Souls en el que sabes que vas a morir muchas veces, pero cuando por fin logres avanzar será algo sumamente satisfactorio, aquí seguramente llegará un momento en el que no le veas sentido seguir jugando y prefieras hacer cualquier otra cosa.

Conclusión

Baldo: The Guardian Owls tenía todos los ingredientes para ser un gran juego, desafortunadamente una mala toma de decisiones en torno a su jugabilidad terminó por sepultarlo. Esperamos que Naps Team logre reponerse de este fracaso y siga adelante con su carrera de más de 20 años. Si todavía después de leer esto quieres darle una oportunidad, se encuentra disponible en Steam, PS4, Xbox One, Switch y Apple Arcade.

Calificación

Puntuación: 2 de 5.

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